jueves, 31 de diciembre de 2009

“La salud no se toma vacaciones”



Para Juan Manzur (40), haber sido designado ministro de Salud fue “una suerte, una alegría, un orgullo”. “¿Qué médico sanitarista no quisiera estar en este lugar?”, afirma, desde su despacho en el segundo piso del Ministerio. “Esto me encanta”, insiste. Y eso que reconoce haberse hecho cargo del área en un “momento especial”: en medio de la epidemia de gripe A, pocos días antes de que se interrumpieran las clases, cuando el alcohol en gel y los barbijos volaban de las farmacias, el alerta lindaba con la psicosis y se vaciaban los cines y restaurantes.

- ¿De qué manera condicionó su gestión asumir en medio del “incendio” de una epidemia?

- Era un virus nuevo que no conocíamos. Y lo esencial en ese momento era clarificar la situación. No había 2.000 ó 3.000 pacientes infectados, con diagnósticos confirmados por laboratorio, sino 100.000, que eran los que habían tomado contacto con el virus. Había que decirlo. Fue la instrucción que recibí de la presidenta.

- Recibió críticas por haber dado ese número.

- Hubo un poquito de zozobra al comienzo, hasta que se entendió lo que decíamos.

- A la distancia, ¿qué cosas se hizo mal o se podría haber hecho de otra forma?

- Con el diario del lunes es fácil decirlo. Estábamos en la presencia de un virus que no conocíamos. Si me pregunta si las fases de contención (de la epidemia) y de bloqueo de foco estuvieron bien, sí: estuvieron bien. Hay que rescatar también el cambio de conducta de la población, como el lavado de manos con agua y jabón. Se hizo hábito.

- ¿La Argentina va a producir la vacuna?

- El martes 29/12 se abren los sobres para licitar la producción de la vacuna en el país. Seríamos el décimo país en el mundo. Va a ser una iniciativa privada de empresas argentinas asociadas con una internacional. La idea es que empiecen a fabricarla dentro de los próximos tres años, aunque ya para febrero tienen que comprometerse a proveer un millón de dosis.

- ¿Quiénes la deberían recibir?

- Eso debe terminarse de definir. El nuevo virus tuvo cierta predilección por personas jóvenes en aparente buen estado de salud, por lo que podrían ser un grupo de riesgo. Lo mismo podría regir para mujeres embarazadas y personal sanitario.

- Hace poco se anunció también que la Argentina iba a producir la vacuna contra la fiebre amarilla. ¿Cree en un Estado más activo en la fabricación de medicamentos?

- Hay que impulsar sobre todo la producción pública de medicamentos “huérfanos”, aquellos destinados a enfermedades olvidadas. La idea no es competir con los laboratorios privados, sino complementar su oferta. Sumar esfuerzos.

- ¿Es más fácil combatir una epidemia que la fragmentación del sistema de salud?

- La tradición del sector público de salud en la Argentina es muy fuerte. Uno va a un hospital público y le hacen un trasplante de hígado, un cambio de prótesis o una neurocirugía compleja. También hay que mencionar el sector de la seguridad social, el PAMI y las obras sociales provinciales, que tienen una gran capacidad de respuesta.

- ¿Pero no sería mejor un seguro universal de salud que integre todos los subsectores?

- Es una meta que todos anhelamos, y creo que el país en el mediano plazo debe encaminarse a eso. En todo caso, la filosofía clave es que el hospital o cualquier efector sanitario es público y gratuito. Todos los pacientes son bienvenidos, aunque creo que hay que ser más eficientes para cobrarles a las prepagas u obras sociales cuyos afiliados se atienden en el hospital.

- ¿Lo mismo se aplicaría para los extranjeros que se vienen a atender al país?

- Con mis colegas de otros países de la región hemos hablado de establecer mecanismos de compensación. Pero hay algo básico: la salud no tiene fronteras. Y nuestra tradición es que aquí son todos bienvenidos.

- La gente reconoce la excelencia de los médicos del hospital público, pero también se queja de la falta de turnos, de las colas...

- Tiene razón. Hay mucho por mejorar. También es cierto que hay países del Primer Mundo con listas de espera de seis meses.

- Eso no es consuelo.

- No es consuelo, pero siempre es bueno compararse para saber dónde uno está.

- ¿Hasta qué punto un ministro de Salud tiene margen de acción en un país federal?

- Desde que asumí, cada veinte días tuve reuniones del Consejo Federal de Salud, que reúne a los ministros de salud de todas las provincias. Y todas las resoluciones tuvieron el consenso de las jurisdicciones.

- Imagino que hablaron del dengue. ¿Piensa que lo va a dejar tomarse vacaciones?

- La salud no se toma vacaciones. En 2009 tuvimos un brote con 26.000 infectados y 15 fallecidos. Ahora armamos un escudo epidemiológico en todas las zonas limítrofes, y reforzamos la prevención para aquellas personas que vengan de las zonas donde circula la enfermedad. Hicimos todo para que el impacto este año sea menor.

- ¿Qué legado quiere dejar de su gestión?

- La salud es siempre una tarea inconclusa. Pero mi desafío es que en la Argentina todos los niños estén vacunados, que las embarazadas estén controladas y que las criaturas nazcan en lugares con tecnología y con parto humanizado. ¿Si lo voy a cumplir? No sé, pero tengo el sueño, la utopía.




jueves, 3 de diciembre de 2009

DÍA DEL MÉDICO



Hoy se conmemora el día del Médico. Hoy más que nunca reivindicamos la figura y la obra del Dr. Ramón Carrillo.


"...El hecho individual es un índice del problema colectivo. No hay pues enfermos sino enfermedades. Hay que substituir la medicina de la enfermedad por la medicina de la salud. Cloacas, agua, suelo, sedentarismo, alcoholismo, vivienda, etc."


"... el hombre enfermo es un padre de familia, que trabaja, sufre... (todo esto influye en el proceso recuperatorio más que una determinada cantidad de glucosa)".


"... hay que humanizar a la medicina, no todo es la placa radiográfica... debemos ver el problema social del paciente."




3 de diciembre: Día del Médico.

Esta fecha fue propuesta en 1953 por la Confederación Panamericana de Dallas, Texas, como Día de la Medicina Americana, eligiéndose la fecha de nacimiento del científico cubano Dr. Carlos Finlay (1853-1915), descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla. La importancia de este descubrimiento radica en que se trata de la primera infección humana en que se demostró la intervención causal de un virus y la transmisión de éste por picadura de un insecto, el mosquito Aedes aegypti.


Los estudiantes de Medicina, al graduarse, realizan el Juramento Hipocrático. Es un juramento público que expresan ante los otros médicos y ante la comunidad. Su contenido es de carácter ético, para orientar la práctica de su noble oficio.

Durante casi 2.000 años la medicina occidental y árabe estuvo dominada teóricamente por una tradición que, remontándose al médico griego Hipócrates (s. V aC.), adoptó su forma definitiva de la mano de Galeno, un griego que ejerció la medicina en la Roma imperial en el siglo II. Según la tradición, fue redactado por Hipócrates o un discípulo suyo. Lo cierto es que forma parte del corpus hipocraticum, y se piensa que pudo ser obra de los pitagóricos. Según Galeno, Hipócrates creó el juramento cuando empezó a instruir, apartándose de la tradición de los médicos de oficio, a aprendices que no eran de su propia familia. Los escritos de Galeno han sido el fundamento de la instrucción médica y de la práctica del oficio hasta casi el siglo XX.

Aun cuando sólo tenga en la actualidad un valor histórico y tradicional, allí donde se pronuncia, el tomarlo es considerado como un rito de pasaje o iniciación después de la graduación, y previo al ingreso a la práctica profesional de la medicina.

Durante los oscuros años de la dictadura, algunos médicos, complices de los asesinos y represores faltaron al Juramento Hipocrático...


"Juro por Apolo el Médico y Esculapio por Hygeia y Panacea y por todos los dioses y diosas, poniéndolos de jueces, que éste mi juramento será cumplido hasta donde tengo poder y discernimiento. A aquel quien me enseñó este arte, le estimaré lo mismo que a mis padres; él participará de mi mantenimiento y si lo desea participará de mis bienes.

Consideraré su descendencia como mis hermanos, enseñándoles este arte sin cobrarles nada, si ellos desean aprenderlo.

Instruiré por concepto, por discurso y en todas las otras formas, a mis hijos, a los hijos del que me enseñó a mí y a los discípulos unidos por juramento y estipulación, de acuerdo con la ley médica, y no a otras personas.

Llevaré adelante ese régimen, el cual de acuerdo con mi poder y discernimiento será en beneficio de los enfermos y les apartará del prejuicio y el terror. A nadie daré una droga mortal aún cuando me sea solicitada, ni daré consejo con este fin. De la misma manera, no daré a ninguna mujer supositorios destructores; mantendré mi vida y mi arte alejado de la culpa.

No operaré a nadie por cálculos, dejando el camino a los que trabajan en esa práctica.

A cualesquier cosa que entre, iré por el beneficio de los enfermos, obteniéndome de todo error voluntario y corrupción, y de la lasciva con las mujeres u hombres libres o esclavos.

Guardaré silencio sobre todo aquello que en mi profesión, o fuera de ella, oiga o vea en la vida de los hombres que no deba ser público, manteniendo estas cosas de manera que no se pueda hablar de ellas.

Ahora, si cumplo este juramento y no lo quebranto, que los frutos de la vida y el arte sean míos, que sea siempre honrado por todos los hombres y que lo contrario me ocurra si lo quebranto y soy perjuro."



2013